Los celos no son algo sobre lo que tengamos mucho control. En realidad, es una emoción natural e instintiva que todos experimentamos en algún momento. - Lisa Firestone, PhD
Brene Brown, la exprofesora de sociología, ahora autora y consultora de liderazgo, destaca que la diferencia entre envidia y celos es más significativa de lo que imaginamos. La envidia se manifiesta cuando deseas algo que otra persona posee, como apariencia, estatus y riqueza. En cambio, los celos se experimentan como la sensación de que una relación está siendo amenazada. En esta publicación, nos enfocaremos en la envidia.
La envidia es una emoción fascinante y a veces incómoda. Aunque se percibe como una emoción negativa, puede tener un impacto valioso en nuestra psicología y relaciones interpersonales. Es importante entender sus diferentes formas, desde el deseo sutil de lo que tienen los demás hasta la envidia más fuerte.
Así que abróchate el cinturón porque nos embarcamos en un viaje para entender mejor al monstruo de ojos verdes.
¿Por qué sentimos envidia?
La mayoría de tus amigos o familiares te dirán que la envidia es malvada y un pecado. Sin embargo, la realidad es que la mayoría de las personas experimentan la envidia en algún momento de sus vidas, aunque no lo admiten. Muchos fingen estar satisfechos con sus vidas cuando en realidad luchan con sentimientos de deseo y comparación.
En la era digital, compartimos mucho, pero nos sentimos más desconectados que nunca. Sin invitación para reunirnos, la observación virtual tiene poco impacto en nuestra felicidad. Mirar desde afuera, sin formar parte de las experiencias, nos hace sentir desconectados en un mundo que parece estar más conectado que nunca.
En muchas ocasiones, no comprendemos las dificultades de los demás. Por ejemplo, cuando alguien disfruta de unas vacaciones super padres, no observamos las numerosas horas estresantes de trabajo que invirtieron para lograrlo. Solo vemos el destino final del viaje, lo cual puede dejarnos con un sabor amargo. Vemos a otras personas felices con sus posesiones, experiencias o relaciones y pensamos que al tener lo mismo seremos felices.
Lo que despierta la envidia:
Comparación: Medir nuestro éxito o posesiones constantemente con los de los demás. Ejemplo: Sentir envidia cuando un colega obtiene un ascenso que deseábamos.
Inseguridad: Falta de confianza en uno mismo que puede intensificar la envidia. Ejemplo: Experimentar envidia al ver a una pareja conversando con alguien más atractivo.
Miedo a la escasez: Creer que los éxitos y felicidad son recursos limitados. Ejemplo: Sentir envidia hacia un amigo que encuentra un nuevo trabajo bien remunerado.
Deseo de validación externa: Buscar constantemente la aprobación de los demás. Ejemplo: Experimentar celos al ver a alguien recibiendo elogios por logros similares a los propios.
Falta de gratitud: No apreciar lo que tenemos y centrarse en lo que otros tienen. Ejemplo: Sentir envidia hacia un conocido que siempre parece tener las últimas posesiones de moda.
Nadando más profundo:
La envidia no es malévola, pero las personas pueden comportarse de manera malévola cuando la experimentan. Así que, si te encuentras en situación de pobreza y no has hallado una forma de obtener ingresos, podrías sentir la tentación de recurrir al robo. Al robar, no sólo le quitas algo a otra persona, sino que también te privas a ti mismo. Estás robándote la oportunidad de utilizar tu creatividad para construir riqueza de manera honesta.
Claro, existen obstáculos y desafíos socioeconómicos que presentan dificultades para las personas en poblaciones vulnerables. Sin embargo, estas personas pueden aprovechar su creatividad para convertir sus luchas personales en portales hacia el éxito, como convertirse en oradores motivacionales o autores. No están obligadas a seguir el camino conocido; en cambio, tienen el poder de forjar un nuevo camino hacia un futuro más brillante.
Para volver al tema, la envidia puede hacerte sentir impotente si la has experimentado durante mucho tiempo. Superar esa sensación a veces implica humildad, y una nueva perspectiva. Este momento desafiante te obliga a entregarte al poder creativo del universo, lo cual es complicado, especialmente para los adultos. Se espera que seamos lo suficientemente competentes para cuidarnos por nosotros mismos, y nos sentimos desprovistos de utilidad.
¿Por qué es bueno sentir tus emociones difíciles?
Experimentar estas emociones es parte de la condición humana y no te convierte en una mala persona. Si no manejas tus emociones, es probable que descargues tu frustración en otras personas, lo que podría afectar negativamente tus relaciones. Procesar adecuadamente tus emociones es saludable. Además, fortalece la inteligencia emocional y contribuye a establecer relaciones más saludables con los demás.
Aquí te presento algunas estrategias para manejar tu envidia y realizar el despegue emocional:
Reconoce tus Sentimientos: Identifica conscientemente la presencia de la envidia. Admitir lo que sientes es el primer paso para abordarlos.
Analiza las Causas y Busca Claridad: Reflexiona sobre las razones detrás de tu envidia, identificando las necesidades o deseos no satisfechos. ¿Qué te hace falta? Ya sea amor, riqueza, salud, seguridad, aventura, etc., desentraña tus pensamientos a través de conversaciones con personas de confianza o actividades que te ayuden a salir de tu espiral de pensamientos. Esto te permitirá descubrir lo que realmente necesitas o quieres.
Procesa tus emociones: Permítete sentir y procesar las emociones que surjan en un entorno seguro. Puede ser intenso, y es posible que hayas reprimido estas emociones durante un tiempo. Prepárate para experimentar sentimientos potentes.
Enfócate en el Crecimiento Personal: Utiliza la envidia como motivación para establecer metas personales. Transforma la energía negativa en impulsos positivos.
Practica la Gratitud: Aprecia lo que tienes en lugar de concentrarte en lo que no. Lleva un diario de gratitud puede cambiar tu enfoque.
Celebra los Éxitos Ajenos: Cambia la mentalidad competitiva por una colaborativa. Alegrarte por los logros de los demás crea un ambiente positivo.
Reconciliate: Ofrece disculpas por errores pasados y explica que tus acciones fueron influenciadas por emociones difíciles. Proporcionar contexto y comprensión contribuirá a la curación de la otra persona.
Perdónate por tus errores, sé compasivo contigo mismo y aprende de tus errores.
Después de realizar todos los esfuerzos, es momento de soltar las riendas y permitir que el universo despliegue su magia. Todo este esfuerzo fue para liberar tu mente hacia nuevas perspectivas, soluciones, y fortaleza interna.
Reflejos finales:
Es importante recordar que todos experimentamos la envidia. Es una emoción común en la experiencia humana. La envidia forma parte de nuestras vivencias emocionales, y al igual que cualquier otra emoción, posees el poder de liberarte de ellos.
Aunque difícil, ¡vale la pena! Porque la dicha te espera al otro lado. Cada paso hacia la liberación de la envidia te acerca a una experiencia más positiva. ¡Tienes el poder de convertir esta experiencia difícil en algo empoderador y motivador!
Amor y canela,
Mónica