16. Procrastinación 101

La procrastinación es como una tarjeta de crédito: es muy divertida hasta que recibas la cuenta. -Christopher Parker

La güevez en un mundo capitalista:

Nuestro mundo está gobernado por un sistema de capitalismo en donde la gente y las empresas compiten en un juego de innovación e intercambio. Digamos que yo sé hacer chaquetas y tú sabes hacer pantalones, y en lugar de tener que aprender a hacer pantalones yo misma, puedo intercambiarte. Ambos ahorramos tiempo y ganamos cosas que necesitamos. Esto es el capitalismo en escala pequeña.

Cuando miramos este sistema de modo más complejo, requiere que siempre estemos produciendo y alcanzando metas para sentirnos actualizados. Entonces, el descanso se guarda para el retiro y la felicidad para otro día porque las tareas nunca se acaban y siempre hay algo que requiere nuestra atención.

El capitalismo no es malo, lo cual ningún sistema es. Es simplemente un vehículo para alcanzar metas y mejorar nuestras comunidades con el tiempo limitado que tenemos. Y puede hacer que se nos gasten nuestras baterías internas si no tenemos cuidado. Igual que un teléfono celular, que necesita cargar para seguir trabajando, nosotros ocupamos tiempo de descanso para continuar produciendo.

Una de las estrategias para este problema del descanso es la procrastinación, la cual es el tema de esta publicación. La procrastinación es la tendencia a posponer o retrasar tareas hasta el último momento, aumentando el estrés. Y no funciona a lo largo, resultando en vergüenza y desencanto. Nadie quiere ser llamado güevón. Pero no se preocupen, exploraremos cómo sobresalir de este problema.

Quebrando reglas sociales:

En una sociedad capitalista, las reglas sociales son importantes porque promueven competencia justa, conducta ética y colaboración donde las personas y las empresas pueden tener éxito a través de la confianza y el respeto mutuo. La procrastinación puede romper estas reglas sociales al no hacer las cosas a tiempo, lo que puede molestar o atrazar a los demás.

Aunque ya sé las reglas sociales, confieso que a veces procrastino cuando me atraso en mis tareas y me quedo intimidada con la idea de remediar ese retraso. Lo que pasa es que mi mente siente que necesito tomar acción, pero mi cuerpo no quiere hacer nada. Entonces, comienzo a ocuparme con cosas fáciles que no requieren movimiento: Facebook, Instagram, Netflix, YouTube y más. Y ni puedo decir que estoy descansando porque me siento culpable de haber perdido tanto tiempo. Termino sintiéndome mal por mis decisiones improductivas.

En cuanto llego a esta realización, tengo dos opciones:

  1. Seguir sintiéndome mal por no enfrentar las cosas en mi vida que requieren atencion. O,

  2. Encontrar soluciones para salir adelante.

Este proceso requiere que tenga paciencia y que respire profundamente. A veces pierdo hasta más tiempo en la opción 1 porque aunque entiendo que la opción 2 es mejor, todavía no quiero hacer nada.

En cuanto finalmente estoy lista para seguir adelante, las tareas en frente de mí parecen gigantes. En esos momentos comienzo a quebrar las tareas en pasos más pequeños y alcanzables.

Tareas monstrosas:

En un sistema capitalista, la salud de la población no sólo es vital para el bienestar sino que también tiene importancia económica, impactando el crecimiento y el avance.

Una vez me comprometí a correr o caminar 1 milla por día y lo cumplí por 50 días para promover mi salud física y mental. Pero luego perdí la motivación y me retracé 35 días (o 35 millas). Eso me pareció un monstruo maldito que era imposible de alcanzar. ¡Era más que un maratón entero!

Cuando reflexioné, mi error fue que no definí el tiempo que quería realizar esta tarea. Entonces me resultó más fácil fracasar por falta de definición.

Para asumir la responsabilidad, decidí empesar con los pasos 1 y 2 que describí arriba hasta que estaba lista para salir adelante. Más especificamente, decidí que quería cumplir 35 millas lo más pronto posible. Siendo realista, yo no podía correr 35 millas en un día, pero tenía la capacidad de cumplir 2 millas cada día. Con esta estrategia, podría cumplir mi meta en 17.5 días. Ya que no se sentía tan imposible, descubrí que podía completar hasta 3 millas por día, reduciendo mi meta a ~12 días.

Pero quizá esta estrategia no funcione para ti…

Es importante tener claridad porque cuando no sabes cuánto esfuerzo requiere una tarea, podrías abandonar tus compromisos más rápidos. Trata diferentes estrategias hasta que encuentres lo mejor para ti, reconoce tu capacidad y recuerda tu objetivo.

Acaba con la procrastinación:

Venciendo la procrastinación puede ser un desafío que está lleno de gratificación y actualización. Aquí hay algunos consejos que pueden ayudarte:

  • Perdónate por perder el tiempo y por dejar ir las riendas cuando todo se siente descontrolado.

  • Establece metas que sean alcanzables, específicas y fáciles de entender.

  • Divide las tareas en pasos más pequeños, priorizandolos, y completando las tareas una a la vez.

  • Enfocate en tus metas y elimina las distracciones - Identifica cuáles son tus distracciones mayores y compone un plan para eliminarlas.

    • Ej. Apaga tu celular por una hora, no revises tu correo electrónico o las redes sociales

  • Recluta compañero(s) o maestros que te den apoyo en enfocarte.

  • Trabaja afuera de casa como en una biblioteca o cafetería.

  • Utilice tus 5 sentidios

    • Ej. aromas inspiradores (los cítricos son mis favoritos), música sin palabras

  • Celebra tus victorias para generar una sensación de logro.

  • Descansa cuando lo necesites, pero no te pases.

Mantén una lista: ¿Cuáles son algunas cosas que puedes hacer para acabar con la procrastinación?

Reflecciones finales:

Ser productivo es un baile entre acción y descanso. Y como todo, a veces cometemos errores en el camino a ser más productivos. Cuando existen los errores, también existe la oportunidad de perdonar esos errores.

El perdón a uno mismo impulsa el capitalismo al generar resiliencia, positividad y voluntad de asumir riesgos calculados, y la oportunidad de contribuir al desarrollo económico. 

Y más que eso, el perdón libera la mente de los errores del pasado, permitiendo confianza y empoderamiento para crecer y seguir el camino con confianza y poder. Y con esta nueva libertad, imaginate a qué más puedes alcanzar.

Amor y Canela

Mónica